Oración recogida del evangelio segun el espiritismo de Allan Kardec. «Dios poderoso y misericordioso, he aquí un alma que deja su envoltura terrestre para volver al mundo de los Espíritus, su verdadera patria; que pueda entrar allí en paz y que vuestra misericordia se extienda sobre ella.
Buenos Espíritus, que la acompañasteis en la Tierra, no la abandonéis en este momento supremo; dadle fuerza para soportar los últimos sufrimientos que debe padecer en este mundo para su adelantamiento futuro; inspiradle para que ella consagre al arrepentimiento de sus faltas los últimos destellos de inteligencia que le restan o que pueden volverle momentáneamente.
Dirigid mi pensamiento a fin de que su acción haga menos penosa la separación, y que lleve en su alma, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos de la esperanza».