Oh dulcísimo Niño de Atocha unigénito del eterno padre, salvador del mundo, cordero inmaculado, niño redentor, verbo del padre, acerco mi clamor a ti para que venga a mi tu misericordia, te rogamos que mires nuestra humildad al postrarnos delante de ti para pedir tu protección y que nos ayudes y nos des la sabiduría para emprender nuestro trabajo y poder suplir nuestras necesidades y las de aquellos que dependen de nosotros. Líbranos de todo mal y que ese fruto del trabajo se convierta en alabanzas a tu nombre.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amen.