Continuamos con el segundo artículo que cuenta los trabajos del apóstol Iwori en la tierra.
El nacimiento de Iwori meyi
Su padre era un mendigo, mientras que su madre era una sacerdotisa divina. La madre se llamaba Jetti (la desaliñada) y su padre se llamaba Ako-oko. Cuando aún se hallaba en el útero atrajo regalos y benevolencia sobre sus padres. Cuando su madre lo llevaba en el útero, con frecuencia no se le permitía pagar por los servicios recibidos o por bienes comprados a la gente. Con frecuencia se le decía que el niño en su útero era un gran sacerdote de Ifa que merecía ser respetado.
El día que nació, el lloró en el frente de la casa de su padre pero el llanto resonó en el fondo de la casa. Con frecuencia se le dejaba solo debido al misterio que rodeaba su vida. Muchas veces se internaba en el monte donde utilizaba todo tipo de follaje para frotar su cabeza. Fue criado con limitaciones ya que sus padres no siempre tuvieron una buena posición económica. Incluso de niño, ya era un vidente y muchas veces el podía hablarle a la gente de los problemas que tenían. En una ocasión, les dijo a sus padres que sirvieran sus cabezas mutuamente para que pudieran prosperar. El padre debía utilizar una gallina para servir la cabeza de la madre, mientras que ésta debía utilizar un gallo para servir la cabeza de su padre. Después del sacrificio, la parcela de ellos mejoró de manera asombrosa.
Iwori meyi compite por antigüedad en la tierra
Al llegar al mundo, descubrió que sus dos hermanos mas jóvenes, Ejiogbe y Oyekun meyi quienes habían llegado aquí antes que él, habían sido respectivamente coronados reyes del día y de la noche. Desde el principio el estaba determinado a establecer su antigüedad celestial en la tierra con respecto a sus dos hermanos. Incluso sus signos: dos adentro y dos afuera, se diseñaron para retar a las autoridades de Ejiogbe y Oyekun. Ellos, por su parte, estaban igualmente determinados a imponer su autoridad terrenal sobre Iwori.
Una tarde, Iwori se hallaba sentado en la parte del frente de su casa cuando vio una larga procesión que se acercaba. Observó como todos se inclinaban reverentemente ante el hombre a caballo que se hallaba al frente de la misma. Cuando llegaron a donde Iwori se encontraba sentado, éste vio que era Ejiogbe quien recibía todas las reverencias. El no se inclinó ante Ejiogbe para saludarlo como todos lo hacían. Simplemente sacudió su propia cola de caballo (iruke) para saludar a Ejiogbe como acostumbraban hacer los awos. El no veía razón por la cual debía arrodillarse para saludar a su hermano menor, aunque no había nada en la tradición que exima al hermano mayor de un rey de arrodillarse para saludarlo.
Ejiogbe entonces detuvo la procesión y ordenó que si Iwori se creía demasiado grande para saludarlo como todos los demás, el debía en el futuro encerrarse dentro de la casa durante el día si no podía someterse a la autoridad del rey del día. Iwori meyi entonces se retiró hacia dentro de la casa disgustado. Al caer la noche, salio de la casa y se movió por los alrededores. Cuando llego al cruce de los caminos cerca de su casa, nuevamente vio otra procesión a cuya cabeza se hallaba Oyekun meyi con luces deslumbrantes que eran tan brillantes como los rayos del sol. Otra vez en lugar de arrodillarse para saludar a Oyekun meyi como todos estaban haciendo, solamente movió su cola de caballo como una señal. Entonces Oyekun meyii le dijo que si el no podía someterse a la autoridad del rey de la noche debía de limitarse de salir de su casa durante la noche. Entonces el se retiró hacia su casa.
Así se le prohibió salir de su casa de día o de noche. En esa situación ni siquiera podía salir de la casa a buscar el pan de cada día. Cuando Eshu vio que la condición de Iwori se estaba haciendo insostenible, se transfiguró en un jefe para aconsejarle que invitara a sus dos hermanos a una reunión para arreglar sus problemas. La benevolencia de Eshu era en pago por el macho cabrio que Iwori le había dado antes de abandonar el cielo.
Iwori aceptó el consejo del jefe e invito a Ejiogbe y a Oyekun a encontrarse con él al pie de la palma de donde las divinidades bajaron del cielo y a través de la cual Orunmila regresó al cielo. Se reunieron en ese punto para discutir sus problemas. Tanto Ejiogbe como Oyekun insistieron en mantener su superioridad terrenal sobre Iwori. Finalmente se llegó al acuerdo de que Iwori ocupara la tercera posición. Este aceptó la decisión de mala gana. De hecho se ha revelado que el fue nuevamente a ver a los awos celestiales quienes le aconsejaron que diera un carnero a su Ifa con el fin de que pudiera tener tanta autoridad como sus dos hermanos. El hizo el sacrificio en el cielo antes de regresar al mundo.
La significación especial de esta parte de la vida de Iwori es que cuando sale en igbodu, la persona debe ser el tercero de los hijos en una familia. El debe haber reencarnado previamente o haber muerto poco después del nacimiento y haber nacido nuevamente mediante los mismos padres.
Con relación a esto me gustaría revelar el caso de una familia a cuyo hijo se le dio su propio Ifa poco después del nacimiento cuando se encontraba al borde de la muerte. Se les había revelado mediante sacerdotes de Ifa ocho años antes, que aquel niño no deseaba vivir porque había perdido su autoridad. Ellos preguntaron si habían perdido un hijo anteriormente. Entonces recordaron que los primeros hijos que su madre había tenido habían sido unos jimaguas (gemelos) varones. El primero que nació murió cinco días más tarde en el hospital general de la ciudad de Beni en el estado Bendel en Nigeria. Dos años más tarde la madre tuvo otro varón. El siguiente nacimiento también fue un varón y después de esta la ceremonia, el se puso bien. Su Ifa es Iwori meyi.
Como Iwori meyi superó a sus hermanos
Volvemos a la historia de la vida de Iwori. Varios años más tarde los awos que hicieron adivinación para Iwori en el cielo decidieron visitar a los nobles del mundo con la proclamación de que quien quiera que fuera capaz de revelar sus nombres seria hecho rico. Esta proclamación incluía el hecho de que quien quiera que ellos visitaran que no supiera sus nombres sería enviado de regreso al cielo en retirada.
Ellos fueron a visitar a los monarcas regentes y aquellos que no pudieron revelar sus nombres fueron forzados a regresar con sus antepasados en el cielo, siendo confiscadas todas sus posesiones terrenales y almacenadas en un bolso misterioso que no estaba lleno ni pesaba. Por aquella época todos los monarcas regentes murieron uno tras otro en circunstancias misteriosas.
Después de ocuparse de los reyes, el segundo punto de visita fue la casa de Iwori meyi quien estaba sirviendo su cabeza cuando ellos llegaron. Antes de esto, aterrado por como la muerte había estado golpeando a los monarcas reinantes, Iwori había consultado con su Ifa quien le dijo rápidamente que diera un macho cabrio a Eshu para que pudiera sobrevivir a la prueba que pronto le sería impuesta. Se le dijo que al sacrificio a Eshu le adicionara akara, eko, un guiro de vino de palma y tres garrotes. También debía servir la cabeza con una guinea antes de hacer el sacrificio a Eshu. El hizo el sacrificio a Eshu sin demora alguna. Después de recibir la ofrendas, Eshu construyo un pequeño quiosco en el
espacio libre cerca de la entrada de la casa de Iwori. En el día en el cual los caballeros celestiales debían visitar a Iwori, Eshu coloco el vino de palma, akara y eko recién preparado en varias unidades en el quiosco. Después de esto, espero (Eshu) allí a que llegara cualquier intruso.
Poco después cuando los caballeros celestiales estaban pasando Eshu los invitó a que comieran y bebieran dentro del quiosco hasta que estuvieran satisfechos. Mientras que la comida se desarrollaba Eshu les preguntó por el objetivo de su misión en el mundo cuando tenían tanto que hacer en el cielo. En respuesta ellos le dijeron que se dirigían a casa de Iwori meyi a ponerle la prueba de su vida. Si el lograba saber sus nombres, ellos lo convertirían en un hombre rico. Si fallaba lo harían regresar al cielo. Eshu les mintió diciéndoles que Iwori era un hombre muy malvado y que se alegraría de verlos morir porque era muy engreído. Sin embargo, los persuadió para que le dijeran a él sus nombres de modo que cuando hubieran matado a Iwori el pudiera saber al menos la identidad de aquellos que finalmente pudieron eliminar al hombre malvado de la faz de la tierra.
El más viejo de los tres tomo uno de los tres garrotes dentro del quiosco y golpeó sus piernas con el mismo diciendo: Unokare, akaka raka moni tiika. Lo que dijo fue su nombre. El otro utilizo igualmente el segundo garrote y pronunció su nombre como: Owara wini oju egun; el uúmo tomó el tercer garrote y lo utilizó sobre su propia pierna revelando su nombre como: Iba afo demimu akpoko.
Eshu les aseguró que el hombre malvado tendría que ir al cielo para poder conocer sus nombres. Tan pronto como abandonaron el quiosco, Eshu se transformo en otra persona y penetró en la casa de Iwori por la puerta del fondo alertándole rápidamente que los caballeros de la noche que venían a matarlo se estaban acercando. Entonces Eshu le dio sus nombres en orden de importancia. Después de esto Eshu se sentó con Iwori a esperar la llegada de los caballeros celestiales. Poco tiempo después ellos llegaron. Tan pronto como aparecieron en la casa los abrazó mencionándoles sus nombres con aires de familiaridad, estrechando sus manos de manera intima. Entonces les hizo señas para que se sentaran mientras se internaba en la habitación para traerles nueces de kola agradeciéndoles profundamente por venir a ayudarlo a servir su cabeza. Tan pronto como Iwori fue a la habitación, Eshu pregunto a los visitantes si ellos eran awos y ellos respondieron afirmativamente. Entre tanto los hombres colgaron su bolso misterioso de tesoros en un clavo por el lado de la pared que daba al salón de estar.
Cuando Eshu vio que ellos habían colgado el bolso, les dijo que tres días antes un adivinador le había dicho a Iwori que tres awos de una tierra desconocida lo visitarían cuando el estuviera sirviendo su cabeza. El adivinador le aconsejó a Iwori que utilizara a los tres awos para servir su Ifa con el fin de que el pudiera prosperar. Con esto los hombres huyeron despavoridos dejando atrás el bolso de tesoros. Cuando Iwori salió de la habitación con las nueces de kola, Eshu le dijo que los visitantes se habían marchado. No obstante el le dijo a Eshu que los fuera a buscar. Eshu les grito para que volvieran y recogieran su bolso. Ellos respondieron que como una compensación por saber sus nombres le dejaban el bolso a Iwori para su beneficio. Entonces Eshu le dijo a Iwori que los visitantes habían huido y que no tenían deseo de regresar.
Eshu dirigió la atención de Iwori hacia el bolso que habían dejado abandonado revelando que era un bolso de riquezas cuyo propósito era enriquecerlo. Al principio el bolso daba la impresión de que chorreaba sangre fresca, pero cuando lo bajaron vieron que contenía todo tipo de riquezas (dinero, bronce, seres humanos, de todas las descripciones en múltiplos de varios cientos). Iwori meyi, entonces le dio las gracias a Eshu con otro macho cabrio fuerte. Después de esto invitó a todos los awos incluyendo a sus dos hermanos para una comida detallada al final de la cual cantó en alabanza de los awos celestiales y hubo alegría y júbilo. Así, aunque Iwori meyi perdió la batalla de la antigüedad ante sus dos hermanos más antiguos en la tierra, el se convirtió en una persona mucho más prospera que ellos.
Si Iwori meyi sale en igbodu, el iniciado seguramente será muy prospero en su vida futura siempre que no abandone a su Ifa y se mantenga en estrecho contacto con Eshu mediante sacrificios frecuentes.