Continuamos con el segundo articulo que cuenta los trabajos del apóstol Ejiogbe en la tierra.
Ejiogbe regresa al cielo para ser juzgado
Antes de que el hiciera sacrificio, los mayores, quienes sentían que él les había bloqueado sus medios de subsistencia mediante la realización de milagros gratis, comenzaron a irse para el cielo uno tras otro para informar a dios. Ellos lo acusaron de estropear el mundo al introducir un nuevo código de conducta que era totalmente desconocido para la tierra. Ejiogbe por su lado, no tenia vida propia porque invertía todo su tiempo al servicio de otros. Cuando los niños tenían convulsiones se le llamaba para que los curara, lo cual hacía por encantamiento. Ayudaba a las embarazadas a parir, arreglaba disputas entre personas y defendía a los oprimidos. Poco sabía él que estas actividades humanitarias habían molestado a los tradicionalmente injustos awoses hasta el punto de confabularse para matarlo.
En este punto, Oloddumare el padre del cielo, ordenó que buscaran a Ejiogbe y envío a un caballero del cielo a buscarlo. El caballero utilizó su prudencia para aplicar una estrategia con el fin de llevar a Ejiogbe al cielo. Antes de llegar a la casa de Ejiogbe se quitó el uniforme de caballero, lo guardó en su bolso y fingió ser un desempleado en busca de trabajo. Al llegar donde estaba Ejiogbe muy temprano por la mañana, le rogó que le diera un trabajo doméstico que le permitiera ganarse la vida. Ejiogbe le informó que no disponía de trabajo para ofrecer pues su propia ocupación era ofrecer servicios gratis a la gente del mundo. Cuando el visitante llegó, el estaba a punto de desayunar; lo invitó a que comiera con él, pero el hombre explicó que no tenía los requisitos necesarios para comer del mismo plato que Ejiogbe. El visitante insistió que comería cualquier cosa que sobrara después que Ejiogbe hubiera comido.
Mientras esta discusión se estaba produciendo, algunos visitantes llegaron en busca de ayuda. Ellos dijeron que el hijo único de una familia tenía convulsiones y deseaban que Ejiogbe fuera y reviviera al niño. Sin ingerir los alimentos, salió seguido por el caballero del cielo, llegó a la casa, puso la rodilla izquierda en el suelo y repitió un encantamiento, después de lo cual pronunció tres veces el nombre del niño y a la vez respondió. El niño entonces estornudó, abrió los ojos y pidió de comer.
Mientras terminaba la operación de la cura, otros visitantes se le acercaban rogándole que ayudara a una mujer a parir la cual se había pasado toda la noche con dolores de parto. Fue derecho hacia la casa de la mujer a quien solo le quedaba un último aliento. A su marido le hizo una rápida adivinación y le aseguro a la gente que la mujer pariría sin problemas. Le dio iyerosun (polvo de adivinación) y agua para que se lo tomara. Mientras ella tragaba el agua el repitió un encantamiento y el niño junto con la placenta salieron en el mismo momento. Hubo alegría general en la casa y, como es habitual, el partió sin exigir compensación alguna.
Ejiogbe y su visitante regresaron al hogar
En esta ocasión ya era bien pasado el mediodía y el aún no había desayunado. Cuando estaban llegando a la casa el se encontró con una gran multitud esperándolo. Había una gran discusión que querían que el solucionara. Poco a poco fue solucionando todas las disputas, la gente regresó alegremente a sus respectivas casas y se reconciliaron. Se sentó a comer la comida para él preparada y nuevamente invitó al visitante quien insistió en comer después de él. Cuando estaba comenzando a comer, el visitante fue a la habitación contigua y se puso su ropa de caballero.
La vista del hombre con las ropas celestiales le indicó a Ejiogbe que éste era un mensajero divino procedente del cielo. De inmediato dejó de comer y le preguntó por el mensaje que traía. El hombre en ese punto le informó que dios deseaba que el fuera enseguida al cielo. Rápidamente se vistió y partió hacia el cielo con el enviado celestial.
Tan pronto como estuvieron fuera del pueblo el caballero lo abrazó y casi instantáneamente se hallaron ambos en el palacio de dios. Al llegar, dios pregunto por Omonighorogbo (el nombre celestial de Ejiogbe antes que partiera hacia el mundo) para que diera una explicación por haber creado tanta confusión en el mundo hasta el punto de molestar a las otras divinidades en la tierra. Omonighrogbo se puso de rodillas para ofrecer una explicación, pero antes que pudiera pronunciar palabra, el mensajero que había sido enviado a buscarlo, se ofreció para dar la explicación por él. El caballero explicó que el padre todopoderoso en si no hubiera podido hacer lo que Omonighrogbo estaba haciendo en la tierra. El relató que desde las horas de la mañana Omonighrogbo no había tenido tiempo siquiera de comer adecuadamente por hallarse al buen servicio de la humanidad sin recibir compensación alguna. El mensajero explicó que fue su tentativa de comportarse en la tierra al igual que ellos se comportaban en el cielo lo que molestó a las divinidades amantes del dinero en la tierra.
Al escuchar los detalles de las observaciones del mensajero, dios ordenó a Omonighrogbo que se pusiera de pie ya que estaba claro que todas las acusaciones hechas previamente en su contra eran producto de la envidia y los celos; dios entonces le ordenó que regresara al mundo y que continuara con sus buenas obras, pero que desde ese momento en adelante el debía cobrar honorarios razonables por sus servicios aunque debía continuar ayudando a los necesitados. El entonces recibió la bendición de dios y abandonó el palacio.
Antes de regresar al mundo, decidió encontrarse con los awos celestiales que habían hecho adivinación para él antes de que abandonara el cielo en la primera ocasión.
Ellos le aconsejaron que le ofreciera otro macho a Eshu. Le dijeron que se cruzaría con una mujer de tez clara en la tierra con quien se casaría. Después de casarse con ella, el debía ofrecerle un macho cabrio grande una vez más a Eshu, para que la mujer no lo dejara. Se le aseguró que su matrimonio con la mujer le traería fuerza y prosperidad, pero si permitía que ella lo dejara, el volvería a vivir en la penuria. El hizo el sacrificio a Eshu en el cielo y regresó a la tierra. Tan pronto como cerró los ojos, tal y como le dijo el caballero celestial, se despertó en la tierra. Los visitantes ya estaban comenzando a preguntarse porque Ejiogbe dormía tanto esa mañana.
El matrimonio de Ejiogbe
La primera persona que vio esa mañana fue una mujer de tez clara llamada Ejialo. Se enamoró de ella en cuanto la vio y la mujer le dijo que ella venía a ofrecérsele en matrimonio. Después de casarse con la mujer, olvidó darle el macho cabrio grande a Eshu como se le había dicho en el cielo que hiciera.
Ejialo era hija de un jefe muy rico de Ifa. Pronto quedó embarazada y tuvo un varón que nació lisiado. El padre que era capaz de curar a otros lisiados, no podía curar a su propio hijo. De ahí salió el dicho de que «un medico puede curar a otros pero no a si mismo «. Ejialo se sentía tan frustrada por el nacimiento del lisiado que se negó a quedarse con Ejiogbe para cuidar de él. Se fue de la casa dejando el niño atrás. Después, Eshu, Oggun y Obalufon se reunieron con Ejiogbe para preguntarle por qué desde hacía tiempo no se le veía afuera. El respondió que Ejialo lo había abandonado con un niño lisiado para que fuera el quien lo cuidara. Eshu entonces se ofreció para hablar con un awo en el cielo. Los awos resultaron ser los dos awos que habían hecho adivinación para Ejiogbe durante su último viaje espiritual al cielo. Ellos le regalaron a Ejiogbe el macho cabrio grande que le habían dicho diera a Eshu después de haberse casado en la tierra para que su esposa no lo dejara.
Los dos awos prepararon una medicina para lavar las piernas del niño e inmediatamente la vida volvió a las piernas de este. Eso fue después de darle el macho cabrio a Eshu. A pesar del sacrificio y de la curación del niño, Ejialo no se reconcilió con Ejiogbe porque ya ella se había casado con Oluweri. Sin embargo, con una parte de la medicina utilizada para curar al hijo de Ejiogbe se preparó un ashé con el fin de que el lo usara para ordenarle a la esposa que regresara, si así lo deseaba.
Como ya el sabia que ella se había casado con otro hombre, prefirió utilizarla para llamar a Ejialo de manera que ella se encontrara con él en un lugar alejado de los alrededores de Ifa. El también utilizó su ashé para ordenarle a Oluweri, quien había seducido a su esposa, que se encontrara con él en el mismo lugar.
Tan pronto como la pareja apareció, el los conjuró para que cayeran al piso y los fusionó en un solo cuerpo de forma tal que se movieran hacia delante para siempre y nunca miraran atrás. Con esto Ejialo y Oluweri se convirtieron en un río, el cual actualmente se llama Oluweri en el estado de Nigeria.
Cuando Ejiogbe sale en la adivinación para una mujer que esta pensando dejar a su esposo, a ella se le deberá aconsejar que no lo haga pues las consecuencias la conducirán a la muerte, especialmente si la mujer es la esposa de un sacerdote de Ifa.
El segundo matrimonio de Ejiogbe
La primera esposa de un verdadero hijo de Ejiogbe no permanecerá mucho tiempo a su lado a no ser que ella sea de tez clara. La siguiente mujer de Ejiogbe se llamaba Iwere y era una bruja. No importa cuanto traten de evitarlo, los hijos de Ejiogbe (esto para los que Ejiogbe aparece durante la iniciación de Ifa o igboddun) se casan, con más frecuencia, con mujeres que pertenecen al mundo de la brujería. Si este tiene tres esposas, al menos dos de ellas serán brujas.
Ejiogbe era aún muy pobre cuando se volvió a casar pero sus fortunas estaban comenzando a aumentar. Alcanzaron una buena posición y pudieron construir su propia casa, criar a sus hijos y él pudo casarse con otra esposa. En este punto el decidió hacer una comida de agradecimiento a su Ifa. Entonces compró una vaca para la comida e invitó a otros sacerdotes que eran miembros de la familia.
Durante la festividad, cuando la carne estaba siendo repartida entre los invitados, la esposa de más antigüedad espera, como era habitual, que se entregara la cabeza de la vaca. Después de esperar en vano que esto sucediera, la mujer la tomó y la colocó cerca de ella. Casi al instante, algunos de los sacerdotes más vengativos la regañaron diciendo que la cabeza de una vaca no era la parte adecuada para que fuera entregada a una mujer. Entonces le fue retirada la cabeza de la vaca. Ella esperó un poco para dar tiempo a que el esposo interviniera y solucionara la situación. Como no hubo una reacción positiva por parte de él, ella abandonó la comida y se fue a su habitación.
Tres días más tarde, la mujer recogió sus cosas, abandonó la casa de Ejiogbe y se fue a vivir con su hermano llamado Iroko quien poco después le dio refugio. Después que terminaron las ceremonias de acción de gracias, Ejiogbe salió a buscar a la mujer. Cuando la buscó por todas partes y no la halló fue a ver al hermano de ella, el cual le informó que le había dado refugio.
Al ver a Iwere, Ejiogbe le pregunto porque lo había abandonado tan descortésmente. Con lágrimas en los ojos ella le recordó que cuando ellos eran pobres el frecuentemente le daba la cabeza de cualquier animal que podían matar para comer y que ningún sacerdote o miembro de la familia se había aparecido en aquella época. Continuó preguntándole por qué cuando ellos habían alcanzado una posición lo suficientemente cómoda como para comer una vaca, los otros habían venido a negarle el privilegio de quedarse con la cabeza. Por qué ningún miembro de la familia había venido a exigir las cabezas de la rata, el pescado, la gallina, etc. Ella recitó un encantamiento poético y tan pronto como Ejiogbe escuchó el poema, el también lloró y le pidió a su esposa que lo perdonara.
La mujer entonces sintió pena por él y accedió a regresar a casa con la condición de que el la apaciguara con una pieza de tela blanca, algún dinero y que sirviera su cabeza con un chivo. Esto explica porque cualquiera que nazca mediante Ejiogbe en igboddun tiene que servir la cabeza de su esposa más antigua con un chivo cuando goce de prosperidad.
Cuando sale en adivinación una persona que nació mediante Ejiogbe, a esta se le preguntara si ya sirvió la cabeza de su esposa con un chivo. Se le deberá decir que su esposa más antigua, si es amarilla, es una bruja benevolente la cual le ayudara a prosperar en la vida siempre que el pueda evitar despreciarla.
Si, por otro lado, sale en la adivinación para un hombre cuya esposa más antigua haya abandonado la casa, se le deberá aconsejar que vaya y le ruegue que se reconcilie con él sin demora, no sea que vuelva a vivir en la penuria.
Como Ejiogbe ayudo a un litigante a que ganara su caso
Tan pronto como prosperó pudo invitar a otros awos a que trabajaran para él. Cuando Baba Jagba Leorun vino a él porque tenia un caso, Ejiogbe invito a otro awo llamado Ajagba. El awo le dijo al litigante que hiciera sacrificio con el fin de verse libre en lo referente a ese caso. Se le dijo que hiciera sacrificio con dos gallinas, hebras hiladas a mano y bastante jengibre. El produjo todos los materiales y el awo le preparó el sacrificio. Las plumas de gallina y las semillas de jengibre fueron cocidas con la hebra para formar un collar para que él se lo pusiera en el cuello y después le fue quitando con uroke en un lugar sagrado de Eshu. Cuando el caso fue llevado a la corte y juzgado, Baba Jagba gano.
Por lo tanto, cuando Ejiogbe sale en adivinación para una persona que tiene un caso pendiente, se le deberá aconsejar que haga el sacrificio anteriormente mencionado el cual, no obstante, tiene que hacerlo el awo que conozca el modo de realizarlo.
Como Ejiogbe hizo que una mujer infecunda tuviera un hijo
Ejiogbe invitó a algunos awos cuando él hizo adivinación para Elerimoju porque no podía tener hijos. Ejiogbe le dijo que llevara la ofrenda a un desagüe de agua corriente. Ella hizo como se le indicó. No obstante, Eshu estaba molesto porque él no había recibido ninguna parte del sacrificio, pero Elerimoju respondió que ella previamente había hecho muchos sacrificios a Eshu y que todo había sido en vano. Eshu entonces invocó a la lluvia para que cayera con el fin de evitar que el desagüe disfrutara del sacrificio. La lluvia cayó tan fuerte que la corriente que atravesaba el desagüe llevo el sacrificio hasta el río (Olokun), la divinidad del agua, quien a su vez lo llevo al cielo.
Mientras tanto, en el cielo el hijo de Oloddumare enfermó y se invitaron a los awos celestiales para que lo curaran. Cuando los awos estaban realizando adivinación acerca de la enfermedad del niño, le pidieron a Olodumare que fuera a la parte de atrás de su casa para que trajera un sacrificio que estaba viniendo de la tierra para ellos utilizarlo en la cura del niño.
Cundo Olodumare llego a la parte de atrás de la casa, vio el sacrificio de Elerimoju. Lo copió y se lo llevo a los awos quienes le adicionaron iyerosun (polvo de adivinación) y posteriormente tocaron la cabeza del niño. Casi inmediatamente el niño se puso bien.
Tan pronto como el niño mejoró, Olodumare invito a Olokun para preguntarle que estaba buscando con el sacrificio realizado que había salvado a su hijo. Olokun explico que el no sabía de donde el desagüe había traído el sacrificio. Olokun invito al desagüe a que explicara de donde había obtenido el sacrificio y este dijo que había sido Elerimoju quien lo había realizado. Entonces invito a su ángel guardián en el cielo y explicó que Orunmila le había aconsejado a su protegida que hiciera el sacrificio porque había permanecido infecunda desde que había llegado al mundo. El ángel guardián explico que Elerimoju incluso se lamentaba de los hijos de aquellos que habían venido al mundo junto con ella ya eran tan grandes que la estaban enamorando.
Olodumare entonces sacó su maza de autoridad y proclamó que Elerimoju tendría un hijo y que antes de que muriera sus hijos y nietos también tendrían hijos los cuales ella vería con sus propios ojos.
Antes de que amaneciera ya Elerimoju había tenido la menstruación, después que esta se le quitó, tuvo relaciones con su esposo y quedó embarazada. Nueve meses después tuvo un hijo a quien llamo Adeyoriju. Tuvo otros hijos más, tuvo nietos y bisnietos, antes de que regresara al cielo.
Por lo tanto cuando Ejiogbe sale en adivinación para una mujer que está ansiosa por tener un hijo, a ella se le deberá aconsejar que haga el sacrificio anterior y tendrá muchos hijos.
Como Ejiogbe ayudó a la montaña a resistir el ataque de sus enemigos
A Ake, (la montaña), se le aconsejó que hiciera sacrificio y no lo hizo a causa de los planes malvados de sus enemigos. El machete y la azada estaban tratando de destruirla. Después de que la montaña hiciera el sacrificio, la azada y el machete salieron para destruirla, pero no pudieron ni siquiera arañarle el cuerpo. La montaña incluso creció más. Ella se regocijó y le dio las gracias a su adivinador.
Ejiogbe salva a su hijo de las manos de la muerte
Un sacerdote de Ifa hizo la adivinación para Abati, el hijo de Ejiogbe, cuando la muerte había planificado llevárselo en un plazo de siete días. A Abati se le dijo que hiciera sacrificio con un gallo, una gallina y caracoles y que le diera un macho cabrio a Eshu. La muerte trato en vano tres veces de llevarse a Abati de la tierra después de lo cual lo dejó para que completara su estancia en la tierra. Entonces Abati cantó el poema siguiente: ”la muerte me agarro y me soltó, la enfermedad me tuvo y me dejó. Nadie se come a la tortuga junto con el carapacho. La concha del caracol se guarda después de comerse la carne. Yo he sobrevivido a los malvados planes de mis enemigos”.
Como la madre de Ejiogbe lo salvó de sus enemigos.
Unos awos hicieron adivinación para Olayri, la madre de Ejiogbe, cuando la gente estaba haciendo comentarios sarcásticos de los buenos trabajos que él realizaba. Ella hizo sacrificio con 4 palmas y 4 bolsas de sal. Después del sacrificio, la misma gente que estaba despreciando sus obras comenzaron a hacer comentarios favorables a Ejiogbe. Esto es así porque nadie se pone sal en la boca para después hacer malos comentarios acerca de su labor. Tan pronto como la gallina se siente a descansar sobre sus huevos, su voz cambiara.
Como Ejiogbe se convirtió en el rey de los olodus (apóstoles)
Después que los dieciséis olodus hubieron llegado al mundo, llegó el momento de designar un jefe entre ellos. Ejiogbe no había sido el primer olodu en venir al mundo. Muchos otros lo habían hecho antes que él. Entre ellos, Oyekun meyi, quien era el rey de la noche, había estado reclamando antigüedad. Todos se volvieron hacia Orishanla (dios, el hijo o el representante de dios en la tierra) para que designara el rey de los olodus.
Orishanla los invitó a todos y les dio una rata para que la compartieran, Oyekun meyi tomo una pata. Iwori meyi tomo otra pata, Odi meyi tomó la otra. Las otras partes fueron compartidas de acuerdo al orden de antigüedad convencional. A Ejiogbe por ser muy joven, se le dio la cabeza de la rata.
Dios les entregó después un pescado, una gallina, una guinea y finalmente un chivo que fueron compartidos de acuerdo al orden de establecido. En cada caso, Ejiogbe recibió la cabeza de cada uno de los animales sacrificados.
Finalmente, dios los invitó a que volvieran a verlo en busca de la decisión después de transcurrido tres días. Cuando Ejiogbe llego a su casa hizo adivinación y se le dijo que diera un macho cabrio a Eshu. Después que Eshu comió su macho cabrio, le dijo a Ejiogbe que en el día señalado el debía asar un tubérculo de ñame para guardarlo en su bolso junto con un güiro de agua. Eshu también le aconsejó que llegara tarde a la reunión de los olodus en el palacio de dios.
El día señalado, los olodus vinieron a invitarlo a la conferencia pero el les dijo que estaba asando ñame en el fuego para comérselo antes de ir a la reunión. Después de que ellos se marcharan, el sacó el ñame, lo peló y lo guardó dentro de su bolso junto con un güiro de agua. En su camino hacia la conferencia se encontró con una anciana tal y como Eshu le había dicho y, de acuerdo con el consejo que este le diera, le cargó a la mujer el montón de leña que ella llevaba pues estaba tan cansada que apenas podía caminar.
La mujer agradecida acepto la ayuda y se quejo de que estaba terriblemente hambrienta. Al instante, Ejiogbe saco el ñame y le dio de comer. Después de comerse el ñame ella le pidió agua que igualmente traía. Pasado este momento, cargó la leña mientras la anciana caminaba a su lado. El no sabia que la mujer era la madre de dios, el hijo.
Entre tanto al ver la mujer que el estaba apremiado por el tiempo le preguntó que a dónde iba tan apurado. Le respondió que se le había hecho tarde para llegar a la conferencia en la cual Orishanla (dios) iba a designar un rey entre los olodus. Le expresó que de todos modos se iba a tomar su tiempo ya que el era todavía muy joven para aspirar al reinado de los dieciséis apóstoles de Orunmila.
La mujer reaccionó y le aseguró que el iba a ser rey de los apóstoles. Al llegar a la casa de ella, le dijo que depositara la madera en la parte exterior de la misma. Al identificar la casa de Orishanla fue cuando el comprendió que la mujer que el había estado ayudando no era otra sino la madre de dios, el hijo. Entonces suspiró con alivio. Ella le dijo que la acompañara al interior de la vivienda. Ya dentro, ella sacó dos piezas de tela blanca, le ató una en el hombro derecho y la otra en el hombro izquierdo. Entonces colocó una pluma roja de cotorra en la cabeza de Ejiogbe y le puso yeso blanco en la palma de la mano derecha. Entonces le mostró las 1.460 piedras que se hallaban en el frente de la casa de Orishanla y le indicó que fuera y se parara encima de la piedra blanca que estaba en el medio. Con sus nuevos vestidos, el fue y se paro allí mientras los otros esperaban en la cámara exterior de dios.
Pasado algún tiempo, dios les preguntó a los otros que a quien estaban esperando aún y ellos les respondieron que esperaban a Ejiogbe, Orishanla entonces les solicitó que le informaran el nombre del hombre que se encontraba parado en la parte de afuera. Ellos no pudieron reconocerlo como Ejiogbe. Orishanla les dio instrucciones para que fueran y le mostraran sus respetos al hombre. Uno tras otro fueron a postrarse y tocaron el suelo con sus cabezas al pie de donde Ejiogbe se hallaba parado. Después de esto, dios proclamó formalmente a Ejiogbe como rey de los olodus de la casta de Orunmila.
Casi unánimemente todos los otros olodus murmuraron molestos y no disimularon su desaprobación ante el nombramiento de un olodu joven como jefe. En este punto, dios les preguntó de qué forma habían compartido los animales que el les había dado durante el periodo de prueba de siete días. Ellos le explicaron la forma en la cual lo habían hecho. El les preguntó que quien había estado recibiendo las cabezas de cada uno de estos animales y ellos confirmaron que en cada caso le habían estado dando las cabezas a Ejiogbe. Orishanla entonces exclamó que ellos habían sido los que inconcientemente habían designado a Ejiogbe como su rey ya que cuando la cabeza esta separada del cuerpo, el resto ya no tiene vida. Con esto ellos se dispersaron.
Cuando los olodus abandonaron la casa de Orishanla, decidieron mantener a Ejiogbe a distancia. No solo se pusieron de acuerdo para no reconocerlo, sino que también decidieron que no iban a servirlo ni visitarlo. Antes que se dispersaran Ejiogbe compuso un poema el cual utilizó como un encantamiento.
Con este encantamiento especial el esperaba neutralizar todas las magnitudes en su contra. Para este fin utilizó hojas especiales. Después de este incidente, ellos le manifestaron que antes de que pudieran aceptarlo como rey, el tenia que comer con todos ellos: 200 guiros de ñame machacado, 200 ollas de sopa preparada con diferentes clases de carne, 200 guiros de vino, 200 cestas de nueces de kola, etc, dándole siete días para que preparara la comida.
No es necesario decir que parecía que era tarea imposible de cumplir debido a que ellos sabían que Ejiogbe no podía costear una comida de esa magnitud. Ejiogbe se sentó y se lamento de su pobreza y se propuso permanecer como un pastor sin rebaño.
Entre tanto Eshu se le acercó para conocer la causa de su melancolía y Ejiogbe le explicó que no contaba con los fondos para costear la comida exigida por los olodus antes de que pudieran aceptar subordinarse a el. Eshu respondió que el problema podía ser solucionado si Ejiogbe le daba otro macho cabrio. Ejiogbe no perdió tiempo en darle otro macho cabrio a Eshu. Después de comerse el macho cabrio, Eshu le aconsejó que preparara una de cada una de las cosas requeridas para la comida y que tuviera 199 recipientes adicionales para cada cosa y que los alineara en el recinto donde se iba a celebrar la comida en el día señalado. Ejiogbe siguió el consejo de Eshu.
Mientras tanto, los olodus se habían estado burlando de él pues sabían que no había modo de que Ejiogbe pudiera costear la comida.
Al llegar el séptimo día, uno a uno vinieron a visitarlo preguntando si estaba listo para la comida. Como no escuchaban el sonido de la mano del mortero procedente de la cocina, supieron que después de todo no habría comida. Entre tanto, después de haber alineado los recipientes vacíos, Eshu fue al recinto donde se iba a celebrar la comida y le ordenó al preparado único que se multiplicara. Al instante todos los guiros, ollas, cestas, etc., se llenaron con preparados frescos y la comida estuvo lista.
Tan pronto como Oyekun meyi llego al recinto donde se iba a celebrar la comida y descubrió lo que estaba sucediendo se sorprendió al ver que la comida estaba lista finalmente. Sin esperar a que se produjera una invitación formal, se sentó y se sirvió de la comida. Lo siguieron Iwori meyi, Odi meyi, Obara meyi, Okonron meyi, Irosu meyi, Owara meyi, Ogunda meyi, Osa meyi, Otura meyi, Irete meyi, Ika meyi, Eturukpon meyi, Oshe meyi y Ofun meyi. Antes de que se dieran cuenta, ya todos habían comido y bebido hasta saciarse.
Después de la comida todos cargaron a Ejiogbe sobre sus cabezas y comenzaron a bailar en una procesión atravesando el pueblo. Cuando llegaron a la orilla del mar, Ejiogbe les dijo que lo bajaran y cantó en alabanza a los awos que hicieron adivinación para el y del sacrificio que el hizo. Con esto, fue formalmente coronado jefe de los apóstoles de Orunmila con el titulo de akoko olokun.
En este punto, sacrificó cuatro caracoles obtenidos de la orilla del mar y este fue el último sacrificio que hizo antes de hacerse próspero y su reinado empezara a florecer.